Tienes razón, Ciro, pero…

Roman Revueltas Retes

Politica Irremediable

 

Por las mañanas, al llegar al trabajo, me quedo en el coche hasta el último minuto posible para disfrutar en la radio el paralelo arribo de Enrique Burak al informativo del buen Ciro Gómez Leyva.

No siempre va de futbol el tema pero cuando el Tri desciende todavía más en los círculos del infierno y que los comentarios se vuelven obligados, pues entonces me solazo en las posturas del conductor del programa que, en su acostumbrado papel de destructor de mitos –por calificar de alguna manera la disposición que tiene a subrayar los hechos por encima de las ficciones que hemos construido— le hace ver las cosas a Burak y suelta, palabras más palabras menos, que todo sigue prácticamente igual que siempre, que las expectativas que despierta doña Suprema Selección Nacional de Patabola nunca se han cumplido y que llevamos décadas enteras empantanados en lo mismo.

Pues, estimado Ciro, razón no te falta pero yo en lo personal pensaría que futbolísticamente estamos peor que nunca o, por lo menos, que hemos retrocedido a los arcaicos tiempos en que Manuel Seyde, gran comentarista deportivo, calificara a los insignes jugadores de “ratoncitos verdes” inspirado, tal vez, en el muy poco honoroso mote de “conejos asustados” que les asestó el técnico de Inglaterra, Alf Ramsey, luego de que su equipo les anotara ocho goles en un amistoso, en el lejano 1961.

Hablando de aficiones, uno de nuestros deportes nacionales es el denuesto del Tri en paradójica oposición a los desmesurados y estrambóticos festejos que escenificamos cuando el equipo logra por ahí algún triunfito. Basta que en algún momento acaricie una mínima gloria deportiva para que las celebraciones sean descomunales y para que se desaten pomposas publicidades, exaltando la mexicanidad como si un triunfo efímero fuera el sello de una identidad única en el mundo: comienzan a aparecer anuncios televisivos de cerveza –o de detergente, ya no lo sé— proclamando, con la debida fiereza, que “los mexicanos siempre salimos adelante” o alguna otra consigna de patrioteras consonancias. De vergüenza ajena, con el perdón de ustedes.

Pero ahora no estamos ahí. Traspasar la consabida fase de grupos en los pasados Mundiales se debió tal vez a muy fortuitas circunstancias pero en Qatar ni eso pudimos cosechar.

Y tampoco podemos ya vencer al gran adversario deportivo histórico de México que, con un equipo B, nos pasó por encima la antepasada semana. En todo caso, Ciro, Estados Unidos de América crece futbolísticamente y Estados Unidos Mexicanos sigue siendo lo que siempre ha sido.

Viene la Copa Oro. ¿Los rivales? Honduras, luego Haití y, para terminar la fase de grupos, Qatar. Muy bien, estamos en casa, en el nivelito de la región. Pero, qué caray, asoman la cabeza Canadá y los mentados Estados Unidos.

¿Otro tercer lugar?

Para que sigan los denuestos y la autodenigració